Algún día.

Cielo arriba, suelo abajo. Pan de trigo, luz de neón. Yo aquí vivo, quinto piso. No consigo un sonreír.
Y la tele es un revolver, y el vecino es un caníbal como yo. Y hay tanta gente por la calle, disimulando la amargura. Hay tantos lunes que los viernes, están armando un sindicato.
Para acudir a la fortuna, te venden dioses novedosos. Para encontrarse la ternura, hay quien se manda una pastilla. Y este septiembre tan enero, y esta sonrisa tan llorona. 
Tanto cielo, tanta luz. ¿Quién me observa desde allí? Tantos ríos, tanta sed. Tanta prisa por llegar. Y el futbol de los domingos, y el café que abre unos ojos que no ven. Y hay tanto espacio en el espacio, y hay tanta duda en las escuelas. Los mercenarios al congreso, y otro estratega es emboscado. 
Para acudir a la fortuna, te venden dioses novedosos. Para encontrarse la ternura, hay quien se manda una pastilla. Y este septiembre tan enero, y esta sonrisa tan llorona. 
Cielo arriba, suelo abajo. Pan de trigo, luz de neón.

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